[Tumbling]Algunos quieren usarte
Oct. 3rd, 2019 12:15 pm![[personal profile]](https://www.dreamwidth.org/img/silk/identity/user.png)
Pairing: Wataru/Ryosuke
Rating: R
Algunos quieren usarte
No sabía que esperarse, precisamente.
Había hecho todo por él, siempre.
Le iba detrás cuando se metía en asuntos más grandes que él, y luego lo ayudaba a remediar.
Siempre le tenía el respaldo, sin que él tuviera necesidad de pedírselo.
Y lo había seguido también en esa locura de la gimnasia rítmica, pensando que iba a ser sólo una pasión momentánea.
Sin embargo, nada había servido.
Ryosuke estaba parado en el centro de la sala, inmóvil, mirando fijo a Wataru.
¿Qué había hecho, para todos esos años?
¿De verdad, había merecido la pena?
“Di algo.” murmuró el rubio, desdeñoso, hacia lo que ya no tenía éxito de llamar el hombre que quería.
“¿Qué tengo que decir, Ryosuke?” respondió, en baja vox, como improvisamente cansado. “Te he ya dado mi respuesta. Te he ya dicho que lo siento. ¿Qué quieres de mí?” preguntó, exasperado.
Tsukimori tomó un paso en adelante, moviendo el kotatsu con un pie y parándose unos centímetros del otro.
“Dime que estos años no has sido despreciados, Wataru. Dime que no he perdido mi tiempo detrás alguien a quien no le importa nada de mí. Dime...” tomó una pausa, pasándose la lengua en los labios. “Dime que no he echado todo a perder sólo porque improvisamente has decidido de divertirte al hacerte follar de Kiyama.” concluyó, en aire serio, extendiendo una mano hacia de él como si quisiera golpearlo, aunque luego no lo hizo.
“Ryo...” susurró Azuma, pasándole el dorso de la mano en la cara, antes que el otro lo rechazara bruscamente.
“No hay ‘Ryo’, Wataru. No hay nada más que decir. Tú no... no tiene idea de como me has hecho sentir.”
Suspiró, sin tener éxito de dejar de mirarlo.
Luego se pasó una mano en la cara, echando un grito, frustrado.
“Ryosuke, lo sé como te sientes. Lo sé que te sientes traicionado, y está así, y lo siento. Pero eso para mí no cambia todo lo que hemos pasado juntos, no cambia a nosotros, no cambia...”
“¿Nosotros?” repitió el menor, levantando una ceja.
Luego, antes que Wataru pudiera reaccionar, le grabó una cadera, dejando que una mano deslizara bajo sus pantalones y calzoncillos.
“Dime, Wataru...” empezó, mientras su mano se apretaba alrededor la polla de Azuma, empezando a moverse. “¿Pensabas en nosotros mientras él te tocaba?” le susurró en la oreja, la muñeca que buscaba comodidad de movimiento bajo el tejido. “¿Pensabas en nosotros mientras gemías su nombre?” añadió, apretando fuerte y haciéndole apenas retener un grito.
Se estaba excitando, Wataru, lo sentía claramente.
Casi le dio asco.
Quitó la mano, sólo para arrodillarse enfrente a él y liberarlo de la ropa, empezando de vuelta a tocarlo.
“Ryosuke... no tiene sentido reaccionar de esta manera. No tiene sentido herirse gratuitamente.” trató de decirle el mayor, pero Ryosuke sentía su respiración hacerse irregular, y veía la frente goteada de sudor.
No dejó de mover la mano en su erección, mientras tenía el cuello tendido para no perder el contacto con sus ojos.
“Mírame, Wataru. Mírame, y dime que pensabas en mí mientras te tocaba, de esta misma manera. Mírame y dime que pensabas en mí mientras se lo tomaba en boca y mientras dejabas que te follara. Mírame y dime que sólo ha sido un error, que quieres a mí, y que de verdad nunca has deseado de irte a la cama con Kiyama.” lo provocó, la voz que le vacilaba, mientras oía los gemidos sufocados del mayor, y se convencía que quizás no quería conocer la respuesta a sus preguntas.
Lo sintió temblar bajo su toque, y se extendió para pasar la lengua en la punta de su erección, antes de envolverla en la boca.
Ya no quería hablar. Sólo quería que Wataru perdiera su razón para el contacto con él y su cuerpo, quería borrar la cara de Ryuichiro de su mente y su pasaje en esa piel.
Tomó las caderas del mayor, impidiéndole de empujar dentro de su boca, y deslizó por toda la longitud con la lengua hasta que no sintió la punta rozarle la garganta.
Era algo probado, y él se había habituado a controlar sus reflejos.
Sin embargo, en ese momento tuvo arcadas.
Y sabía que no estaba por el gesto en sí mismo, sino por la situación.
Si hubiera visto la escena por el exterior, estaba seguro que se habría encontrado escuálido.
Qué pensaba de hacer, ¿al final?
Lo que había pasado no podía ser cambiado, y él no iba a obtener nada, ni iba a demostrar nada a Wataru.
Sólo estaba tratando de atraparse a una sensación y un derecho de poseso en él que ya no le pertenecía.
Cuando lo oyó gritar, bajo, y correrse en su boca, casi tuvo gana de llorar.
Se retrasó rápido, sintiéndose sucio, y se quedó allí en el suelo, sin el coraje de mirarlo en los ojos.
Lo vio sentarse a su lado, pero no se preocupó mucho.
Quería que desapareciera, quería no tener que verlo.
Sin embargo, él había sido lo que había ido buscándolo. Había sido él que había montado ese espectáculo grotesco, y estaba listo a pagar las consecuencias.
“Sí.” murmuró Azuma. “Sí, tenía gana de hacerme follar de Ryuichiro. No he pensado en ti ni siquiera por un instante mientras estaba dentro de mí, no he pensado en ti mientras se lo chupaba, no he pensado en ti mientras me tocaba.” añadió, con vehemencia. “He tratado, Ryosuke. He tratado de no pensar en él, he tratado de olvidar lo que sentía. Pero ambos lo sabíamos, por todo esto tiempo. Y tú...”
El menor lo interrumpió, con una risa amarga.
“Y después hay a mí, ¿no? Que soy el amigo demasiado idiota para preocuparse de lo que piensa. Has tratado, ¿no? Has tratado de hacer algo de mí, pero ninguno vas a cambiar el animal en que me he vuelto, el animal que sólo sabe pelear y dejarse follar cuando ocurre. ¿Verdad?” preguntó, finalmente mirándolo en los ojos.
Wataru no respondió, y luego Ryosuke se puso en pie, acercándose a la puerta.
“Estoy feliz de haberte sido útil durante los últimos meses, Wataru.” murmuró, antes de salir.
Se sintió aún peor cuando fue afuera, porque seguía esperando que el mayor lo persiguiera, que hiciera algo, que le dijera que, al final, era importante por él.
Pero no lo era, y nunca lo había sido.
Sólo era un animal, un extraviado, y nunca había alguien que tuviera gana de curarse de bestias.
Sin embargo, lo había esperado.
Había dado todo sí mismo a Wataru, lo había amado, y ahora se sentía horriblemente usado.
Se paró un momento en el centro de la calle, gritando, golpeando el muro crudo.
Miró la sangre en su mano, y esperó que el dolor llegara.
Pero nada pasó.
Ya no iba a tener éxito de sentir nada.